re-nacer, re-hacerse ante la violencia de todo este mundo

23 jul 2015

Errores.

Y es ver sus caras en los reflejos del alma...
Cuando sientes que te invade la cercana tristeza,
y se apodera de ti una inmensa soledad, un claro vacío.
Que no se llenan, que no te acobijan si quiera...
Los intentas apagar con tonos melancólicos, con cigarros,
con algún que otro cargado vaso, pero no se va,
ni aunque por muchas lágrimas derrames.
No se va, ni viene, se estancan en los recuerdos, en sus caras.
Que siguen siendo los reflejos que proyecta el alma,
que pintan tu corazón a brochazos...
Y cada brochazo se detiene en las miradas de esa gente,
la que era tu gente, y se fue, o te fuiste?
Qué pasó? Qué sucede con vuestros corazones y sentimientos?
No valen? No permanecen?
Ha llegado el invierno a vuestras manos de cristal? O de hierro?
Es el frío el que os detiene insinuaros? Amaros?  Os detiene a ser felices?
A ser personas? Humanos?

Cuando unos brazos se congelan y ya no rinden su culto, 
prevalecen a unos manos que se agrietan y van pelando tus recuerdos...
De qué amistad estabais hechos, qué amor os daban vuestros abrazos,
en qué momento os habéis dejado de sentir, de vivir.
Juntos era un placer que sabía, que se sabía que existía,
como cada rozadura, cada caricia o cada beso entre los cabellos.
Pero los errores nos eligen y nos hacen girar o avanzar hacia otro lado.
Dejándonos atrás, haciéndonos culpables.
Pero ahora no, no nos echemos la culpa del qué pudo ser,
o qué hubiera sido,
o y si...
fueron los errores.


6 jul 2015

Una noche contigo

Una noche contigo,
en mi cama, en la tuya.
En la calle, en nuestra historia.
Quiero sentir tu cuerpo, tu respiración.
Junto al mío, junto a la mía.
Ser de la luna un testigo cómplice y temerario.
Una noche conmigo,
y que vuelen las pesadillas,
que somos sueños, desdichas.
Acerca tu pensamiento, acércame el alma a mi sien.
Quiero volverme la locura de tus ganas.
Tus ojos, son mis ojos. 
Tu sonrisa, es mi vida.
Tus manos, acaríciame con ellas hasta el alba,
intento ser la mejor obra del maestro que me toca con ellas.
Una noche contigo en el amanecer perdido.
Si fuera en mi cama nuestra noche...
si fuera en cualquiera sitio esa noche...
quiero, quisiera, hacerte mío, mi marca, mi ego.
Estar hecha de la heroína de tus venas
y correr el riesgo de poseerte, de enamorarte.
Sabiendo que dueles entre el cruce de mi corazón y la cabeza.
Hacernos los perdidos entre las sábanas,
y perdernos entre nuestra piel, nuestros besos...
Y volverme tan insaciable de ti,
como tu y la fiera que llevas dentro,
Una noche contigo, y con una basta para acallar mi cuerpo,
y todos los húmedos labios que imagino como recorren mi piel,
sin tener nombre ni dueño.
Una noche contigo, conmigo, con nosotros y nuestras sombras pendientes de un hilo.


Llegar al delirio,
de la tormenta del placer bendito.