re-nacer, re-hacerse ante la violencia de todo este mundo

20 may 2015

Déjame aquí,
déjame sola,
en estas aguas,
en esta corriente.
Quiero a mi soledad,
y desaparecer en ella.

8 may 2015

Estremecimiento

Yo quiero volar.
Yo quiero reír.
Yo quiero llorar.
Yo quiero ser feliz.

Quiero andar por esos caminos de oro,
a cuestas, a alturas,
sin dejarme vencer por el miedo de lo conocible.

Quiero ser los pasos que guíen mis pies,
las sombras entre los árboles... tan altos...
tan altos... tan altos... que respiran paz.

Quiero abrazar la libertad que no tengo,
amar el resplandor del cielo,
adueñarme del destino.

Tropezarme en los bosques perdidos
y perderme de mí misma en ellos.
Ser alguien para alguien.

Quiero despejar mi alma de los tumultos,
y saber que todo esto fue un mal sueño.

Yo solo quiero ser visible en la invisibilidad.

Y me imagino trotando por los prados, por los campos, sin reñirle al sol por molestar, acariciando las flores, las plantas, las praderas... Acariciándolas con mis desgraciadas manos y ser feliz.





6 may 2015

Pequeños suspensos

No me gustan los puntos pequeños. 
Pequeños y suspensivos.
Son como yo y mis padres, tres puntitos mal puestos a conciencia, 
como el lastre y su asquerosa lastra, como algo suspenso o suspendido en el aire.
Esos puntitos, mi madre, mi padre y yo. 
Indefensos, a la espera de un ay, de cambios, de respuestas.
De más, de menos?
De algo obvio, de algo incierto?
Coagulados entre sí, compañeros del alma.
Cogidos de la mano para el bien, para el mal, cuando se quedan inconclusos, a falta de palabras 
entre un final que no tiene precio, ni salida, ni respuesta.
Y no pueden escapar, porque la sangre que los ata está puesta en ellos, pegada a sus muertes.
Y la maldición sigue, si alguno no corta el hilo, si algún punto cae y se rompe.
Esperan tendidos, una nueva frase que comenzar, una nueva vida por la que luchar.
Porque están tan desgastados como el último borrón de su última letra.
Pese a ser alguien inofensivo y necesario, los puntos siguen pequeños, suspensivos, sin final, sin principio, capicúas.
Que carecen de valor, de sentido alguno, amando sintiéndose solos.
Solo callan bajo el hechizo de la promesa de un final.

1 may 2015

Tocarte

Él cuando desnuda su alma, desnuda su cuerpo.


Y ese cuerpo, y esa alma, los quiero yo.
Dentro de mí, latiendo por mí...
No sabes, no lo sabes, cuanto desearía contemplar tu rostro, contemplar tu torso, desnudo, delante de mí. Fijarme en cada arruga, en cada hueso, en cada vello. Fijarme en ti, fijarme a ti. Que ganas de tocarte y sentirte mío. Sentir que cada roce sea el primero. Qué no hayan más manos adorándote, que solo las mías basten para erizarte, y desearte. Cómo me gustaría estar al lado de tu yacente cuerpo y acariciar con mis avergonzados e inexpertos dedos tu cuerpo, tu pecho, tus clavículas. Oh, tus clavículas, besarlas a cada centímetro del hueso, hasta su final y volver a empezar, sin cansarme ni abatirme de tu perfume. Hueles tan bien, sabes tan bien. Sentir tu vello por mi piel y saber que es tuyo. Cómo me gustaría mirarte dormido, despierto, mirándome. Mirarte entero y verte sin espera.
Imagino tenderme a tu lado y arrastrarme lánguidamente hacia abajo, para hacerte cosquillas con mis besos en las costillas, para endurecerte tu piel y despertarte. Para besar tus fornidos músculos tan trabajados y sacrificados. Hacía tiempo que no recordaba esa sensación de querer amar a alguien, sé que es buena, pero sé que me va a doler. Porque su vida, sus besos, su amor, no son para mí, sino para su mujer perfecta, que lo espera, como yo lo hago. Pero que todavía no lo siente, como yo lo siento.




A veces y a escondidas

Yo soñé con su olvido y el mío,
cómo nos sentíamos después del amor,
en lo que creíamos, en lo que éramos.
A veces y a escondidas, nuestros nombres.
A veces y a escondidas, nos mirábamos.
Sin salidas. Sin reproches.
Pero aquella luz se apaga, entre compases,
entre martillazos que no sienten, que duelen
y golpean. Ella, se nos apaga.
A veces y a escondidas, nuestras manos.
A veces y a escondidas, somos dos humanos.
En mi cama, en la tuya.
En mi corazón, en el tuyo.
Declaraciones de amor que se perdían en nuestras bocas.
Profundos deseos despertaban nuestros besos.
Ganas de explotar, ganas de nosotros.
Placer, sentidos. Fantasías, ilusiones.
A veces y a escondidas, nuestros susurros.
A veces y a escondidas, los labios del amanecer.
Declara inocencia en la flor que se nos cae.
Cógeme en tus brazos otra vez, y cualquiera más.
Quiero sentir que mi casa son tus ojos, 
que mi hogar es tu abrazo.
Déjame volver a ser la miel de tus sueños,
que yo me quiero volver esperanza.
Que desespero, esperándote,
que no regresas...
Sólo a veces y a escondidas.