Tantos años he de borrar (para siempre).
Brazos, manos, labios, besos,
caras que tengo que olvidar.
Pesadillas que he de confundir,
sentimientos que eliminar.
Quiero rendirme al olvido,
otorgar el fin a un recuerdo,
que no sólo es un sueño,
sino un duelo,
convertido en dolor
y en una ausencia permanente.
Llevarlos fuera de mi destino,
y quedarme vacía y sin costra.
Echar a familiares, a parientes,
a amistades y a corazones rotos
por la borda de lo más hondo de mí.
Y ser nueva, sin más lágrimas ni desdichas
por las que sobrevivir.
Quiero gritar y liberarme del sufrimiento,
y ser de piedra y de corazón frío.
Total, ser buena, humilde y de buen corazón
no sirve de nada cuando
no paran de aplastarte y pisotearte
en cada batalla,
Así que cuando llega el momento
de reírte del propio circo que eres,
es preferible morir en el recuerdo
y renacer en el cuarto del olvido.
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