re-nacer, re-hacerse ante la violencia de todo este mundo

23 mar 2013

Bosque del Recuerdo



Andaba por El Retiro en ese entonces,
pensando en la música que acompañaba mis andares,
pensaba en ti, pensaba en mí,
nosotros en un puño de cariño y dolores...

La primavera había comenzado,
me sentía igual de imbécil que el primer día
que te conocí.

Vi una sonrisa de emoción en los rostros de la gente,
me acordé de nuestros paseos hacia lo imposible,
de aquellas quedadas en el banco del lago,
de aquella pisada por un bosque del recuerdo...
Me acordé de verte a ti.

No vislumbraba el horizonte,
pero podía ver tus manos en mi cara,
tus ojos acariciando mi mirada,
tus labios susurrando mi nombre.

La gente se marchaba del parque,
yo bajaba por esa fuente vidriosa,
en la que te dije un te quiero de los miles
que no me cansé de decirte. 
Los árboles empezaban a volver a recordar
nuestro amor perenne y principiante,
eran fieles amigos a nuestros besos bajo la lluvia,
eran fieles a dormir junto nuestros abrazos.

El Retiro contempló el fuego, el calor, el frío,
la lluvia, el sol, las estrellas, la nieve, la escarcha,
el cielo, con el que te amé.
El Retiro escuchó a los pájaros piar mis lamentos,
recoger mis lágrimas desparramadas por su suelo.
El Retiro vió crecer nuestros corazones,
vió a cúpido clabar tu amor en mí.

El Retiro sintió recordar como amé a ese ángel sin corazón.

Siempre estuve en el recoveco de tus pupilas.

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