re-nacer, re-hacerse ante la violencia de todo este mundo

25 may 2013

Hay tanto que nos quedábamos cortos

Hay sitios que no pudimos encontrar en nuestras manos, ni en tus labios, ni en nuestras lenguas.
Sitios que tus lágrimas no pudieron derramar.
Hay deseos que quedaron frustrados ante tu mirada baja la mía, que perdieron el horizonte buscando ser salvados.
Deseos que ni tu boca pudo consumar.
Hay mentiras que arrastran y contemplan verdades.
Mentiras que ni tu sensatez rió.
Hay desdichas que se convierten en risas amargas y soñadoras, intentando recobrar esa luz perdida proveniente del sosiego.
Desdichas pasajeras por tu mente.
Hay libertades que colapsan en sueños, virtudes y soledades, que arrebatan pasados que reclamaron los cielos de nuestro presente.
Libertades que se fueron convirtiendo en tu perdición.
Hay miles de razones por las que mataría mi vida: para que vivieras tú, y recordarás de mí, para que la hojarasca trajera mi alma junto a ti... para que al calor del invierno pudieras sonreír y llorar a morir.
Razones por las que amarme a tu manera.
Hay corazones que se juntan en este vida para formar un solo dúo, que acompañe lo mejor y lo peor, para que amen hasta rabiar, y mueran por amar.
Corazones en los que te cobijabas en el frío de la luna.
Hay amores que pasan desapercibidos entre la marea de gente, silenciados entre tristezas y compasiones de amistad, hay, que fueron fugaces, como lo eran tus breves caricias.
Fugaz era tu cuerpo ante el roce, fugaz te ibas deshaciendo bajo mi cama.
Hay vidas que se las llevaban los gatos, como tú fuiste presa de ellos.
Vulnerable con vida, en mis brazos hallabas protección.
Hay anhelos que entreveran frustraciones, como aquella del lastimero adiós de tu cara palpitando la mía.
Ibas a una temporada de silencio, volverías.
Hay miradas que hieren, aniquilan y enfrían pero como la tuya tan perturbadora, deseosa y a la vez borracha de lujuria nadie pudo robarte más.
Mía muerta y de vida, mía, de noche y de día.
Hasta la saciedad y el vacío, hasta la necesidad y la despedida, mi amor se consumirá entre las trizas.

11 may 2013

Vuelve el invierno


Flores en el ático derramadas en aquel frío y seco suelo disimulaban las largas lágrimas que recorrían mi cara haciendo surcos al lado de mis pies. El sol se apagaba por cada momento de nube y lluvia, entre el silencio de aquella habitación, llorando y tiritosa estaba mi silueta postrada en la pared de fotos que son recuerdo y parte de aquella historia. Miraba vacilante el paisaje nublado, expectante de alguna salida sin sentido, colaborando con mi insignificante existencia y simple vida. Era una tonta esquizofrénica utilizada por y para el por venir de la gente. Horrorosa ante el espejo y con complejo de vida hallándome al borde del sentido. Morir, volar, pensar, ir, desaparecer, todo en un instante se pasa en mi cabeza, con terribles ganas de reventarme los sesos y culpar al destino de toda esta mierda, necesitaba que alguien me salvara y ocultara todo lo que llevo encima, intentando ser feliz ante mi rostro, quizás un momento, quizás siempre sea cariño, amor... Loca de agonía, perezosa de felicidad y libertad, se me consumen las ganas de vivir y empezar un nuevo camino, cuando soy víctima de todo esto, del pasado, del presente, del futuro, de mirar a caras y ver sus miradas de asco, odio y repugnancia. Pienso que no tendría que haber existido, que yo estaba hecha para estar muerta y no haber pisado nunca a la humanidad. Que ni mi nombre ni mis apellidos tendrían que haber pasado de boca en boca y que aunque fuera víctima de este cuerpo que acojona y cabeza que chorrea soy una más en este castigo, presionando el fondo de huir y gritar, de cortar todas mis putas y asquerosas vivencias que marcaban cada paso hacia esto. Despacio y lento lo sentía, lo sentía mucho por hacer sufrir a los que menos culpa tienen y sufrieron junto a mí, aunque ahora mientras sufro en este pedestal de recuerdos vivos acabo muerta de por vida intentado barajar lo que pasa. La mejor solución sería morir, no volver a ver esto que me encolera y fébrilmente me hace ahogarme en mis propias lágrimas de pena. Porque me doy pena a misma y acabo llorando frente a un espejo de ser como soy, de no compartir con alguien lo que llevo y de no confiar por miedo a la traición. Quiero correr y dejarme atrás todo, despegar mi alma de este mentiroso mundo y volver a nacer de un comienzo, volar entre los bosques y desparecer por los valles y campos, ser libre y ser esperanza de alegría. Pero... a veces acabo matándome a mí misma. 


7 may 2013

III


Es triste pensar que en el fulgor de la noche,
entre la vida y la muerte hay un paso,
que se confunde entre recuerdo y sueño.
Y permanece, entre nosotros, en el silencio y el eco mórbido.