Tantas sombras éramos... y
tantos delitos rutinarios cometimos...
No se iba el viento,
no cesaba la fría lluvia.
Seres humanos se colaban,
parecíamos espectros desnudos,
y yo me autodestruía,
y compartía mi destrucción,
y volvías de nuevo amarga vida.
No sabíamos que hacer,
porque por noches cerradas,
jamás se consumía esta,
y no había fin,
y bailaba hasta morir.
Haz que paren, te susurraba,
haz que paren, chillaba.
Soledades que caminaban,
entre caminos, surcos,
hechos de mis lágrimas
y de tus lastimeros gemidos.
Que me autodestruía,
y me violaba entre tus manos,
que mi destrucción se muere,
mientras desvaneciendo en tus brazos,
hace pólvora el ángel de nuestra habitación.
"Descuelga las ventanas,
mañana no viviremos,
duerme a las bestias,
mañana no sonreiremos".
3 comentarios:
Aw, me ha encantado la entrada. Escribes genial. Y es original. Jamás había leído algo así.
Mi nombre es Paula y hace unos meses tenía abandonado mi blog (por los estudios y el instituto) pero hace poco he vuelto a retomarlo y me gustaría que le echaras una ojeada. Si vas a volver a publicar pronto me gustaría que dejaras el enlace de tu entrada en mi blog para poder leerte pronto.
Un abrazo,
Paula Green
Hermosa poesía. Me recuerda a mis tiempos cuando escribía poesía todo el día.
Me gusta lo sublime de tus palabras, y cómo expresas tantas cosas en tan pocas palabras.
Tiene mucha fuerza este texto a la vez que parece frágil como una obra de arte.
Un saludo Dafne <3
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