Cuando ya no hay motivos para quedarse,
cuando el café se queda frío
o no queda simplemente,
me convierto en la sombra de ayer.
La misma que con lo demás
se desvanece.
Ya no somos los del pasado,
no nos pertenece el futuro.
Solos, cada día empezamos solos.
Cada vez un nuevo día
que también se desvanece
sin siquiera pensarlo.
Cuando ya no hay motivos para quedarse,
ya no sé que hacer.
Si huir, si vivir, si sentarme a mirar la pared...
No sé si hablar o mudar.
Mudarme, mudarme la piel,
la cabeza, el cuerpo,
las extremidades,
la mente y el corazón.
Hacer la mudanza de mi vida,
El olvido de toda mi existencia.
Empezar de cero.
Apagar las luces,
resetearme y encender una vela.
Porque no sé que pasará
y tengo miedo.
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