-Hoy lo he visto en mi cama amanecer. El sol acariciaba su piel-
Miraba entre las sombras de mis sábanas como avanzaba hacia la ventana,
su silueta se marcaba en toda la habitación, sólo era pura atracción, pura soledad...
Quizás solo eran lágrimas de cocodrilo lo que sentía, quizás desperté de golpe. Cada vez sus besos se pausaban, todo se volvía frío, yo me congelaba, él desaparecía. Decía adiós entre espejismos del pasado. Nunca, lo efímero había tocado mi corazón, nunca, me había rajado como hoy... Cerré los ojos, mi viaje estacionó en mi inerte cama. Quedé sola entre un mar de recuerdos, entre un amanecer, que sabía que pronto acabarían conmigo. Los días parecían que iban a comenzar a estrellarse . Quería irme lejos, para estar cerca de él , quería llorar mojada entre charcos de agua, quería hundirme junto a él en el infierno. Quería despertarme con su nombre a mi lado. Quería morir consciente.
Hoy lo he visto desde mi cama suspirar. Mis dedos recorrían su espalda.
Terminaban prolongando el irrefrenable deseo.
Todo empezó a temblar, a desvanecerse en una espesa niebla.
Sueño que su lamento reverbera en llantos, que resbalan por mi alma cautiva.
Terribles corazones apenados andan juntos por el rincón de mi alma.
Hoy lo he visto fallecer abrazado a mi, hoy me he visto despertar de él.
Me dije a mi misma que los escalofríos también sabían a gloria.