re-nacer, re-hacerse ante la violencia de todo este mundo

23 oct 2014

El aire dejó tu sombra


Pasó. Ya pasó.
Ya no soy la esclava de tus brazos,
te fuiste, o me fui yo,
siento aquel pronto de volver a ser libre.
Pero no quiero enredarme en otros,
pero eso, lo intento, sólo tímidamente lo intento.
Porque nuevos ojos se avecinan de nuevo,
con verme como me veían los tuyos,
con mirarlos como miraba,
como los miraba!
Y de nuevo, en un ayer cercano, 
eran negros, como el carbón,
como el negro agujero que crecía en mi pecho.
Lo sentía, me sentía...
Ahora es cuando empiezo a recordar,
que el recuerdo ya no es el mismo, 
que el olvido te ha sustituido,
pero sé que siempre estás,
cerca, lejos, 
como el viento fluir por mi cuerpo,
como la brisa del verano que te trajo.
Te hiciste eterno entre las venas de
este quejido cuerpo que me encarna.
Y que siempre, tarde o temprano estarás,
no como antes ni el mismo ayer,
pero estarás, 
cada uno de mis días en los que mire ese cielo,
en el que nos contemplamos, porque somos,
somos él mismo, 
pero ya no somos un nosotros, ni un mañana.
Sino que pendemos de hilos que se manejan
entre la marea de lo que fuimos,
efímeros placeres de ocasiones.
Y aún así, me reprocho,
con mi culpa, el no habernos acunado entre abrazos,
el no habernos susurrado los besos que nos daríamos,
de las vanas palabras, y de las promesas vacías que me profesabas,
y todo eso se quedó, aunque piense desterrarlo.
Pero, ya no eres mi héroe, eres la memoria del hombre enigmático
al que conocí en una inocente época estival,
de la que cuando me acuerdo,
una sonrisa amarga se retuerce en mi cuerpo.

1 comentario:

Hygge Creature dijo...

Me quedo sin respiración...